domingo, 17 de mayo de 2009

Encuentro con el pasado - Capítulo 3: El tapón de la gasolina


La aguja del indicador de la gasolina marcaba un cuarto de deposito, y eso empezaba a preocupar a mi hermana, ya que al no tener el libro de instrucciones del coche no sabía para cuantos kilómetros más tendría combustible.

- No te preocupes -le decía yo-. Que aún no se encendió la lucecita naranja, y cuando se enciende aún hay para recorrer 100 kilómetros, por lo menos. ¿Cuántos litros lleva el deposito?

- Ay, hija, no lo sé. ¿No ves que aún no tengo el libro de instrucciones? Mira, déjate de rollos y avísame cuando veas un área de servicio.Además, no te creas que esto es como Galicia-habíamos pasado la "frontera"-, que encuentras un área de servicio cada poco.

- Mira - le avisé-. El cartel indica que a tres kilómetros tenemos una.

- Vale.

- No te despistes.

- NO.

A la velocidad que íbamos nos dio tiempo de sobra de poner el intermitente hacia la derecha, coger el desvío y dirigirnos al área de servicio. Con mucha precaución, nos situamos al lado del surtidor de la gasolina y ese tiempo de repostar yo lo empleé en ir al servicio. Pasó tiempo, pues el baño estaba ocupado y tuve que estar esperando un ratito. Mi sorpresa al salir fue comprobar que mi hermana estaba en plena lucha con el tapón de la gasolina. Incluso se había bajado ya el conductor del coche de atrás e intentaba ayudarla pero nada, que no abría. En una de esas maniobras lo consiguió sacar y... "vualá" cogió la manguera y la introdujo en el deposito, apretó el gatillo pero... nada, no echaba la gasolina. El buen samaritano que seguía esperando su turno le explicó que tenia que marcar el importe y pagarlo primero. Mi hermana me gritó (yo estaba en la puerta de la tienda):

- ¡Paga 40 euros!

Me fui a la caja y así lo hice. Volví a su lado y los problemas continuaban, pues el importe que había marcado superaba los litros que cabían en el deposito. Cuando el indicador del importe a pagar marcaba 33 euros ya saltaba y no admitía más. Seguía el buen samaritano explicándole que, a veces , si se echa muy deprisa hace espuma y salta antes. Y allí seguíamos esperando que la espuma bajase. Pero nada, el depósito estaba a rebosar y no había manera de ponerle más. Volví a la tienda para que me devolviesen la diferencia del importe que le había puesto y, cuando regresé, mi hermana había cerrado el tapón de la gasolina no sin antes explicarle al buen samaritano que es que el coche era nuevo, que era su primer viaje con él y que aún no le habían entregado el libro de instrucciones (a día de hoy tampoco), y que como siempre que le ponía gasolina no era en un autoservicio, pues no sabía muy bien cómo iban estas cosas. El buen samaritano le explicó que ese coche era americano y que le ocurría como a los ingleses que todo lo llevan al revés, como el volante, y el tapón de la gasolina al girar la llave tenia que hacerlo como si cerrase el deposito. Le quedamos muy agradecidas por tanta amabilidad y paciencia.

Le dijimos adiós , y como dice la canción de Sabina "ojalá que volvamos a vernos" , pues cuando volvimos a repostar nos volvió a ocurrir lo mismo, pero esta vez yo dominé la situación y me fui rápidamente a pedir ayuda al "gasolinero" que, rápido como un rayo, pues teníamos la gasolinera bloqueada, vino en nuestra ayuda. Había coches detrás que nos pitaban y encima el único empleado lo teníamos acaparado abriéndonos el tapón de la gasolina. En fin, la importancia de los libros de instrucciones...
En el próximo episodio de Ecuentro con el pasado...
La plaza 81
Escarabajo

4 comentarios:

Gato Negro dijo...

¿Sigue cayendo espuma?

condado dijo...

Pues leyendo esto no sé quien será mas americano, el coche o la dueña. Por cierto ¿en usa conducen al revés? Me parece que el samaritano era un enterao

sinistro dijo...

En USA conducen por la derecha = que nosotros. Salvo en Japón, Reino Unido y no se si Australia, se conduce por la derecha.

Me gusta leer las desventuras de la gente con humor para contarlo.

Un saludo

Carril dijo...

E na India, non?